#RAZONES PARA ESCRIBIR: ME DABA VERGÜENZA ADMITIR QUE ME GUSTABA LEER
- marzo 08, 2018
- By Describiendo Mundos
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Oficialmente quiero darle la bienvenida a una nueva
sección en el blog. Razones para escribir es una sección mucho más
personal en la que compartiré algunos detalles de mi vida con relación a los
libros; vivencias agradables, otras no tanto, pero siempre teniendo como factor
común los libros. No tenía pensando crear esta sección, pero cuando terminé la
entrada que están a punto de leer me di cuenta que no encajaba en «Puntos sobrelas ies», que sería la sección en
la que más o menos podía entrar, no lo hacía porque PSLI es un espacio que utilizo
para dar mi opinión sobre determinadas actitudes en nuestra comunidad lectora
que tal vez deberíamos cambiar o mirar con otros ojos, esto en cambio es mucho
más personal y no quería dejarlo vagando en el blog, y, aunque les dé la
bienvenida en este momento, esta no es la primera entrada de la sección.
Ya va, ya va, ¿se supone que estas
inaugurando la sección y vienes a decirnos que no es la primera entrada?

Pues sí, eso es justamente lo que trato de
decirles, y es que anteriormente había realizado algo muy similar, exactamente aquí , sin embargo, esa entrada no era una reseña como tal, pero tampoco un PSLI, simplemente una razón más para
escribir.
Una vez aclarado esto, empecemos.
Antes de comenzar quisiera colocarlos en contexto,
considero que es fundamental para que entiendan lo que leerán más adelante. En
mi familia (mi muy extensa familia), la única persona que se dedica a leer
asiduamente soy yo, (sé que a ti te pasa
igual así que podemos abrazarnos jaja). Pero si, en mi familia el ratoncito de biblioteca soy yo y está bien, para
mi está muy bien, para ellos…es...diferente.
Para mis padres y mis hermanos es algo normal, no
lo ven como un problema, pero tampoco le conceden el mérito que se merece,
simplemente aceptan que me gusta y ya. Sin embargo, para el resto de mi familia
(con resto me refiero a primos, tíos, blablablá), para ellos sí que es una
cuestión de: NO LO ENTIENDO.
No entienden como soy capaz de devorar un libro de
más de cuatrocientas páginas sin aburrirme, no entienden como prefiero un libro
antes que cualquier otra cosa, no entienden…o en su mente no se concibe la idea
de que una chica pueda pasar horas y horas sumergida en una historia riéndose
sola o enojándose con nadie en concreto. No asimilan que yo prefiera pasar el
rato leyendo en lugar de irme de fiesta con mis primos. Miento si dijera que me lo decían
directamente, pero, aunque nunca escuché tales comentarios, me lo hacían sentir,
por un
momento llegue a pensar que estaba mal, pero mal en plan: hay algo raro en mí.
Con el tiempo empezaron a cambiar dos cosas: la primera,
la percepción que tenía sobre los libros y sobre mí, la situación llegó a un nivel en donde
reconocer que me gustaba leer me hacía sentir mal, me avergonzaba,
lo hacía porque no tenía con quien compartir mi afición y las personas que me
rodeaban no eran capaces de ver toda la magia que se escondía en un libro, a
ellos o les daba igual o consideraban que era para personas sosas y tontas. La segunda cosa
que cambió fue el hecho de que la opinión de los demás en este particular dejó
de importarme.
Cuando rompí esas ataduras comencé a leer a mucho,
sin miedo y sin pena, a pedir libros como regalo antes que ropa, a quedarme
guindada en las librerías y a anotar los títulos que me llamaban la atención
para luego buscarlos por internet, a ir a las reuniones familiares siempre con
una historia que leer, entre otras cosas. Y se sintió bien deshacerme de sus prejuicios,
malvadamente bien.
¿A qué viene todo esto y por qué se los cuento?
El domingo en la tarde una de mis primas estuvo en
la casa, en determinado momento me preguntó qué por qué me gustaba tanto leer,
como se podrán imaginar aparte la vista del libro y la miré. Ellos nunca me habían hecho esa pregunta, en
realidad, no creo siquiera que les interesara, pero mi prima no lo había dicho
con malicia, en su voz no había malas intenciones, no fue en plan: venga, por qué lees si eso es taaaaaan aburrido. Su
pregunta fue sincera.
Cerré el libro y en cuestiones de segundos mi mente
encontró unas cuantas respuestas para ella. Podía decirle que me gustaba leer
porque lo encontraba como una vía de escape, un baño de fantasía entre tanta
realidad, pero al instante me detuve: yo no
leía para escapar, yo no necesitaba leer para olvidarme de una situación en
concreta.
Vale, que mi vida no es que ha sido una perla, he
tenido de todo un poco, momentos espectaculares, increíbles, normales, tristes
y otros de auténtica mi****, pero ninguno de esos momentos críticos me ha
llevado a querer leer para escapar. Así que era una respuesta, pero no al cien
por ciento.
Pensé en nombrarle los múltiples beneficios que
trae consigo leer: ser una persona más culta, concentrada, sensata, compresiva,
entre otros aspectos, pero me pareció una respuesta un poco vanidosa, así que
la deje pasar. Podía reafirmarle que leía porque me gustaba aprender, porque
disfruto conocer cosas nuevas y los libros suelen ser una fuente inagotable de
aprendizaje, en la mayoría de ellos hay algo bueno esperando por ti. No
obstante, esto es la mayoría de las
veces, no siempre. Así que, al igual que las respuestas anteriores, la
aceptaba, pero no al cien por ciento.
¿Si no era eso,
entonces qué me quedaba? ¡Las emociones, por supuesto! Leer un libro es una fuente exquisita de emociones
y sentimientos, cuando te embarcas en una nueva historia tus emociones se
convierten en el blanco. Un torrente de ellas se arremolina dentro de ti, te
hacen reír a solas o sonreír con complicidad, parecer una autentica loca cuando
las cosas se salen de control, un poco desquiciada cuando los personajes hacen
justamente lo opuesto a lo que deberían hacer y llorar, llorar como si fueras tú
quien recibe el impacto. Leer es contar con una red infinita de historias a tu
merced, y las buenas historias logran emocionarte, sacudirte, llegar a lo más
profundo y quedarse a vivir en ti.
Era una buena respuesta, por lo menos para mí, y
eso era justamente lo que pensaba decirle a mi prima, pero lo que salió de mis
labios fue algo completamente diferente. No lo venir, fue una especie de acto
reflejo. Sencillamente se abrió paso desde lo más profundo de mi corazón y
habló, con una sonrisa tonta le dije: es que me hace feliz, leyendo soy una persona feliz.
Esa
frase tan corta y sencilla lograba englobarlo todo, lo agrupaba, lo que había
pensado anteriormente y lo que no. Entendí que no necesitaba una respuesta muy
elaborada ni intelectual, era algo tan fácil como decir que leer me hacía
feliz, que los libros me complementan, me llenan; que no me imagino una vida
sin ellos porque son más que hojas e historias, son una parte de mí que vale
mucho y es mucho. No son sólo una vía de escape, una fuente de aprendizaje o
una montaña rusa de sentimientos.
Me
atrevo a afirmar que es algo irremplazable en cada persona que ama leer, una
extensión de sí mismos, es el placer de hacer algo por ti sin necesidad de
esperar nada a cambio más que un momento contigo, porque «los libros y las palabras no sólo
comenzaron a tener algún significado, sino que lo significaban todo». (La
ladrona de libros)
Aunque parezca un poco difícil de creer, nunca antes me había
planteado esa pregunta, leer era algo que sencillamente me gustaba, que estaba
en mí y que no había necesidad de buscarle una explicación, yo lo sentía,
sentía ese amor irrefrenable por los libros, un amor que nadie me
había inculcado o enseñado a amar en mayor o menor medida desde el primero
momento, porque si se dan cuenta, estaba sola en esto. Si, estaba.

Ahora
bien, permítanme decirles que hay otra razón por la que he decido contarles
esto, una coincidencia casi armónica, especial. No sé
si se los había mencionado con anterioridad, pero uno de los motivos por los
que me abrí este blog era porque necesitaba un espacio en donde drenar todo lo
que los libros, de alguna manera u otra, me hacían sentir, y lo he logrado, eso
y mucho más, hoy por hoy este pequeño lugar ha recibido más de 20.000 visitas y
no saben lo feliz que me hace. Gracias a este medio he congeniado con personas
muy agradables que a su paso me han reafirmado que leer es una de las mejores
cosas del mundo, que ninguna persona debe avergonzarse ni presumir que ha elegido a los
libros como compañeros incondicionales de vida.
Así que aprovecho para darles las gracias, gracias
por leerme, por comentarme, por debatir conmigo, por recomendarme, por hacer
que esto sea mucho más especial.
GRACIAS.
Ahora dime, ¿y a
ti, por qué te gusta leer?