Reseña: Romeo y Julieta de William Shakespeare

  • marzo 08, 2017
  • By Describiendo Mundos
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Título: Romeo y Julieta 
Título original: Romeo and Juliet 

Autor: William Shakespeare 

Páginas: 158

Año de publicación:  1984 (Traducción de Pablo Neruda)

ROMEO Y JULIETA, en esta versión, es vista por algunos como una obra de Shakespeare-Neruda, pues en realidad no es solo una traducción a otro idioma, si no la invención del drama en distinto lenguaje. Las palabras de Neruda para el programa del estreno en Chile apuntaron precisamente a esto: "Lo he traducido con devoción para que las palabras de Shakespeare puedan comunicar a todos, en nuestro idioma, el fuego transparente que arde en ellas sin consumirse, desde hace siglos.




Normalmente cuando inicio una reseña trato de hacerles un resumen más extenso –en comparación a la sinopsis– de lo que trata dicho libro. En esta ocasión hacerlo es algo completamente innecesario, desde mi punto de vista, y es que, ¿quién no sabe de qué va esta historia? Ya sea que hayas leído el libro, visto alguna de sus múltiples adaptaciones cinematográficas, una de sus obras de teatro o sencillamente que lo hayas escuchado por ahí, todos, absolutamente todos, de alguna manera u otra hemos escuchado sobre la tragedia que conforman estos dos jóvenes, de forma que voy a omitir esa parte y pasar directamente a mi opinión.


Esta es la segunda vez que me encuentro con Romeo y Julieta, la primera vez fue cuando tenía como trece años. Recuerdo que nos mandaron a leerla en la escuela y cuando terminamos, a diferencia de mis compañeros de clases que la tildaban de tediosa y absurda, yo la había disfrutado bastante.

Quise volver a releerla porque quería leer un clásico –lo admito–, y en el grupo de lecturas conjuntas en el que participo la colocaron como candidato, eso me dio pie a pensar que ahora, tiempo después y con algo más de claridad y discernimiento en la lectura podía entender las razones por las que esta historia me había gustado, quería hacer más sólida mi opinión sobre este clásico.


Voy a iniciar diciendo que desde mi perspectiva Romeo y Julieta NO ES UNA HISTORIA DE AMOR.

Si, están leyendo bien, no estoy loca ni me equivocado, NO ES una historia de amor.

Y no lo es porque, solo piénsenlo un momento, ¿cómo hablas de amor cuando de esa persona solo conoces su nombre, cómo juras pasión cuando tu guía son las sensaciones que te causa su apariencia, y sobretodo, cómo explicas que nunca antes habían cruzado palabras pero desde ese instante se convirtió en la razón de tu vida, tu oxigeno?

Creo firmemente que entre Romeo y Julieta no había amor, había atracción e idealización. Idealizaban la representación del amor y lo que éste es capaz de hacernos sentir, se embriagaron de historias etéreas que exaltaban dicho sentimiento y en ningún momento se pararon a pensar  que amar conllevaba mucho más. Poco les importó la brecha que les impedía estar juntos, y al momento de elegir qué camino tomar, no dudaron ni un segundo en permanecer unidos, aunque la representación de esa unión fuera la muerte.

En esta historia me encontré con un elenco de personajes que me llamo mucho la atención, desde sus acciones volátiles y desmesuradas hasta la manera de expresar sentimientos solemnes y profundos.

«Conservar algo que me ayude a recordarte sería admitir que te puedo olvidar»

Me gustó mucho redescubrir a Romeo, encontrarme con un joven sensible, apasionado, ingenuo e impulsivo. Normalmente cuando hablas de «impulsividad» casi siempre lo asocian con «agresividad», no obstante, no siempre es así, la impulsividad consiste en actuar sin detenerte un segundo a pensar en los efectos que tendrá dicha acción. Romeo se caracteriza por tener una personalidad apasionada e impulsiva, un personaje que cree fuertemente en lo que le dicta su corazón, y aunque para mí más que amor es idealización, Shakespeare se encargó de hacer tales sentimientos reales, tanto que si te pintas otro escenario tienes a un personaje completamente arrollador por la fuerza de sus convicciones.

Respecto a su narración, Shakespeare nos entregó una pluma sublime, cuidada y hasta humorística en cada línea. No sé si es porque es una obra de teatro y por ende, carece de  descripciones y detalles más allá de lo necesario lo que a su vez convierte su lectura en algo rápido y hasta gracioso, gracioso por la rotundidad a la hora de colocarle fin a sus acciones, con algo así:

Paris: ¡Me muero!
                       (Cae)
¡Por piedad, abre la tumba y colócame al lado de Julieta!
                      (Muere)

No sé, esa rotundidad me causo risa. También tengo que destacar la participación de Neruda en esta edición, y es que no solo se encargó de traducir sino de aportar su propio estilo en algunas escenas de esta obra, convirtiéndolo en algo más ameno y agradable.




Estoy segura que en algún momento han escuchado comentarios a favor y en contra de si esta obra es o no es una verdadera historia de amor. Ya les dije lo que creía sobre el amor que nos entregó Shakespeare, pero...si no es una historia de amor, ¿entonces qué es para mí?

Para mí el amor en esta historia es simplemente un móvil, el camino para llegar a algo más relevante y trascendental. No sé si fue la idea original de Shakespeare o si sencillamente capté todo mal, pero creo que Romeo y Julieta es una obra que nos habla de libertad.
Si, de libertad, de soltar lo viejo, lo arraigado y lo injusto, de romper ataduras y darle paso a lo nuevo, a esa capacidad que poseemos para elegir por nosotros mismos lo que deseamos, es una lucha por la autonomía y la necesidad de poner en la mesa tus ideales y decisiones, no importa si son acertadas o no, son tuyas, y tienes derecho a celebrar los resultados o admitir que te equivocaste.

Tanto Romeo como Julieta estaban envueltos en una lucha que no era la suya, sus antepasados iniciaron una disputa que avanzaba con los años y a la cual nunca quisieron verle una salida, no fue hasta la muerte de sus respectivos parientes que comprendieron que el perdón era la mejor solución. Y este detalle para mí no es más que una crítica a la sociedad, una manera de demostrar como el odio, la irracionalidad, el apego a lo material y la intolerancia que a veces albergamos como seres humanos son capaces de desencadenar una hilera de acciones que terminan en malas decisiones y desgracias, y que no es hasta que tenemos la soga al cuello que somos conscientes del daño que hemos estado haciendo o nos hacemos involuntariamente.

Así que no, no es una historia de amor, es más, mucho más.

¿Ustedes que opinan sobre este clásico





    





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1 comentarios

  1. No conocía esta edición, es interesante. En cuanto a si es una historia de amor, coincido contigo, es más idealización que otra cosa, y más que por el romance debería destacar por eso, por la crítica a la sociedad que tu mencionas.

    Un saludo,
    Laura.

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